martes, 9 de octubre de 2007

Jorge Mágico Gonzalez



Antes que nada una pequeña biografía tomada de MagicoGonzalez.com:

Jorge González Barillas, mejor conocido aquí y en el mundo como Jorge el Mágico regresó al país a inicios de la década de los noventas, luego de dejar el fútbol español, pero fue hasta 1996 cuando reapareció en las canchas salvadoreñas. Antes lo había hecho sólo en uno que otro partido benéfico. Aunque, tratándose de él, cada gambeta era una limosna en estos campos desprovistos de genio.

Luego de más de una década de militar en el fútbol español, particularmente en el Club Cádiz, donde permaneció por once años, Jorge Mágico González, volvió a las canchas salvadoreñas, inicialmente para uno que otro juego benéfico en apoyo a sus compañeros de generación. Con el tiempo, su viaje al Nuevo Continente no tuvo boleto de regreso, y se quedó de una vez por todas en la tierra que lo vio nacer.

En 1995, Mágico se apuntaba para formar parte de un partido amistoso con otras figuras del fútbol centroamericano de la talla del portero costarricense Luis Gabelo Conejo, quien fuera considerado el arquero revelación del Mundial Italia 90, así como con otros de sus compatriotas como Jaime Rodríguez y Norberto Huezo.

Un año después, Mágico estaba definitivamente fuera del fútbol español, y regresaba al país para conseguir con FAS, la undécima corona de esa institución en una cerrada final contra Firpo que, al cierre de los noventa minutos, dejaba un marcador 3-2 a favor de los santanecos.

Mágico había vuelto, pero su filosofía y su forma de ver la vida comenzaba a darle problemas en las canchas salvadoreñas. El primero en sufrir dolores de cabeza por su comportamiento era el entrenador tigrillo Saúl Molina, quien en repetidas ocasiones convocó a los directivos del equipo santaneco para que hablaran con el jugador y le facilitaran el trabajo.

Mágico se ausentaba de los entrenamientos y, a diferencia del resto del equipo, asistía sólo a dos o tres sesiones en la semana. El técnico, como castigo, lo mantenía en la banca de suplentes, pero al verse en problemas lo hacía saltar a la grama para que con sus genialidades aportara a la causa de los occidentales.

Luego de ganar ese título con FAS, Jorge se ausentó por un tiempo y pidió a la directiva, prensa y aficionados tiempo para ordenar sus pensamientos y encarrilar su trabajo para un equipo que lo quisiera tener.

El jugador que hace algunos meses era vitoreado en los grandes estadios españoles, ahora se entrenaba en las playas de la costa salvadoreña junto a su inseparable perra Pringa o con algunos amigos y aficionados al fútbol en las canchas polvorientas cercanas al estadio Cuscatlán.

Su filosofía

Yo aprovecho sanamente a los muchachos porque mi intención es no mantenerme quieto, porque a mi edad no es muy conveniente mantenerme quieto, apuntaba en una de las pláticas sostenidas, cada vez con menos regularidad, con El Diario de Hoy.

Sus diez años en España le dejaron buenas ganancias económicas, pero a su regreso al país su verdadero tesoro era un Volkwagen GTI, color negro que hasta la fecha aún posee y se convierte en su medio de transporte para no usar el colectivo, no porque no quiere sino porque los aficionados le harían su ruta muy larga.

El dinero no debe apaciguarte, uno no debe considerarse con el futuro asegurado, porque en mi filosofía quizá de bobo, no es más rico el que más tiene, sino el que menos lo necesita. Más rico puede ser el que vive en una casita sencilla, con sus cositas que no le sobran, pero que tampoco le faltan y tienen a sus hijos bien educaditos y con principios, filosofaba Mágico.

Desde su regreso al país, uno de sus sueños fue fundar una escuela de fútbol para enseñar su magía a los niños salvadoreños, soñó con obtener el patrocinio de una empresa para que a los niños pobres o ricos no se les cobrara. A mi me gustaría tener o estar en una escuela de fútbol en la cual a ningún niño se le cobre ni un cinco, tenga o no tenga dinero, eso queda al margen... en esa escuela no habría marginación para nadie, apuntó.

Su forma de pensar lo mantuvo un tanto alejado de todo, pues aunque quería seguir vistiendo la casaca de cualquier equipo nacional por humilde que fuera, se encontraba en otro país, en otro tiempo y quizá añorando las tardes de fútbol en España.

Las pláticas con la dirigencia de FAS al fin se dieron, y Jorge volvió al redil para vestir nuevamente la camiseta tricolor, algo que disfrutaba a cada momento.

La formación de un tipo de escuela así era sólo parte de las ideas que trajo de España. Igual pensaba en fundar una escuela para enseñar fútbol a niños huérfanos, ao que el gobierno abriera una para talentos, financiada por los diez equipos de la Liga Mayor.

Las anécdotas de su comportamiento en el fútbol de España también superaron las fronteras, lo de trasnochador, mujeriego ya no era un secreto y a su regreso al país Mágico lo aceptaba aunque no abiertamente.

Trato de cuidarme yo mismo al margen de lo que pueda hacerme daño, a mi el fútbol no me lo quita nadie... sí anduviera haciendo esas cosas a saber dónde estaría enterrado, decía.

¿El retiro?

Luego de algunos meses de ausencia y aún en el marco de la temporada 97-98, Mágico regresó al estadio Oscar Quiteño de Santa Ana ya que FAS lo necesitaba. Esta vez el cuadro era dirigido por el paraguayo Nelson Brizuela, quien lo aguantaba y hacía ingresar a la cancha en uno que otro encuentro, más que todo por satisfacer los caprichos de los aficionados que pedían a gritos, ¡Mágico, Mágico, Mágico!....

Pero el hombre que había sido la inspiración de grandes jugadores como el español Kiko Narváez y que había sido reconocido por los grandes del fútbol moderno como Diego Armando Maradona no lograba comprender el momento por el que pasaba el fútbol salvadoreño.

Los equipos nacionales se encontraban en mora, los resultados de la selección nacional en su su ruta hacía el mundial Francia 98 no eran los indicados, y como consecuencia el campeonato nacional estaba para el equipo que hiciera el máximo esfuerzon con la mínima inversión.

Jorge González Barillas apareció en uno que otro partido, sus palabras seguían siendo lo hago sólo para mantenerme en forma y terminar jugando con mi equipo. Sus pases milimétricos no encontraban receptor, Mágico ya no estaba con los jugadores de su generación y por ende su entendimiento en la cancha era más difícil.

En 1998, el jugador también fue convencido para integrar la selección nacional que se preparaba para participar en la Copa de Oro, luego de varias semanas de platicas, y a sus cuarenta años apareció en la cancha de la Federación Salvadoreña de Fútbol (FEDEFUT) un 16 de enero.

Los rumores de que era incorporado a la selección para utilizarlo como un imán de taquilla, en Los Angeles corrieron, pero él considero que a nadie le gusta que lo utilicen como un producto, en el fútbol se maneja más o menos así, pero ante todo somos personas.

Jorge agregó que aceptaba la convocatoria del técnico Kiril Dovcinovski, como un reto en su vida profesional y por satisfacer a los aficionados quienes en muchas ocasiones llamaban a los medios de comunicación para que se unieran a la petición y así poder tener al ex integrante del Cádiz en la selecta. Esa fue la última aparición de Mágico en selecciones nacionales, luego de jugar contra Brasil, Jamaica y Guatemala.

Mágico jugó los cuarenta y cinco minutos del segundo tiempo contra el once brasileño, que llegaba con Edmundo, con Romario, con Nike... nuevamente no se encontro con un receptor.

En sus últimos días fue visto con FAS durante la Copa Pílsener 98-99, pero González se desapareció en la serie de semifinales y no vio más acción ya que en el segundo juego de la serie, Alianza los superó y se hizo del torneo en una final contra Firpo el ganador de la serie con Aguila.

Los últimos informes señalan que Jorge se encuentra en tierras del Tío Sam, acaso con la intención de visitar amigos en Washintong y Los Angeles. Acaso pensando radicar allá por un tiempo, el necesario para dormir, pensar en lo que fue, y disfrutar lo que será.



Y luego una anectodate que ejemplifica ods cosas; porque el Mágico es Mágico y lo viajados que son los gaditanos:


A la hora convenida, el Marino me presentó en el Buri-buri a Manuel Capote. Era un hombre de unos 55 años, moreno aceitunado, andaluz de cepa quien sin dilación me mostró la foto de un niño de unos 10 años, su único hijo.

El chico padecía asma y sufría crisis cada vez peores. El desenlace fatal no se haría esperar mucho tiempo. En efecto, una noche de 1984 hubo que llevarlo de emergencia al hospital. Lo médicos dijeron que ya no había nada que hacer, que podía incluso regresarlo a casa para que, con el auxilio de una bomba de oxígeno, esperara el fin en el calor familiar.

Con el corazón destrozado, don Manuel no tuvo más alternativa que resignarse. Pero se le ocurrió una idea para darle al niño una última alegría: que conociera en persona y de cerca al ídolo de ambos y de todo Cádiz: “el Mágico”.

El primer milagro, según don Manuel, fue encontrar al “Mágico” en casa en la madrugada (pues ya se sabe que a esas horas seguro estaba de rumba). Jorge escuchó por teléfono la solicitud y media hora después estaba junto a la cama del niño. El chico no se la creía, abría los ojitos desmesuradamente y hasta logró medio incorporarse para recibir el abrazo de su ídolo. “Hoy es miércoles”, le dijo “el Mágico”, “el domingo tenemos partido, y voy ha meter el gol más lindo que haya hecho en mi vida, te lo voy a dedicar, pero quiero verte en el estadio para que lo celebremos juntos”. Le dio otro abrazo y se marchó sin decir una sola palabra más.

“Mi hijo se ha levantao de la cama y se ha pasao el resto de la madrugada y de la semana esperando ilusionao el domingo. Y ‘el Mágico’, en cumplimiento de su promesa, ha hecho un gol de olé y pañuelos... Y ¿sabe usté una cosa, amigo?. Mi niño tiene ahora 26 añitos bien llevaos y felices... ¡Qué no me hablen a mí de ningún lado oscuro, coño, que yo a él, por la vida de mi niño, lo he puesto en un altarcito muy majo.”

¿Mito o realidad? Ese testimonio lo escuchó también otro salvadoreño: Manuel Labor, un técnico del Teatro Nacional que por cuestiones profesionales me acompañaba en ese viaje.

Cuando meses después le pregunté a Jorge por ese acontecimiento, me dijo que no lo recordaba: “A veces alguna gente lo quiere a uno inmerecidamente, y quizá por ese cariño, con buena intención, exageran un poco”, me explicó. “Del ‘Mágico’ se dicen muchas cosas buenas y malas, pero yo sólo soy Jorge. Y no es correcto meterle a nadie la mano en la bolsa con el cuento del ‘Mágico’. Yo fui el ‘Mágico’. Eso pasó. Eso era en la cancha, con la pelota en los pies. Ahora sólo soy Jorge y así debe ser porque a veces llueve y no tiene uno paraguas, ¿no?”


Y un video:


domingo, 27 de mayo de 2007

miércoles, 4 de abril de 2007